Don Francisco Javier Pérez de Rada y Díaz-Rubín, Marqués de Jaureguizar, falleció en su casa de Madrid el jueves 17 de enero de 2013, a los ochenta y cuatro años de edad.
Sus restos mortales fueron amortajados con el hábito de Caballero de la
Soberana Orden Militar de Malta y trasladados hasta el Convento de las
Madres Concepcionistas de Ponferrada, León, donde se les dió cristiana
sepultura en el crucero de la Iglesia próximo al Altar.
La Misa corpore insepulto fue concelebrada por tres sacerdotes, uno de
ellos el Rector de la Basílica de Nuestra Señora de La Encina y Prelado
de Honor de Su Santidad, Monseñor Antolín de
Cela.
El religioso destacó la figura del Marqués de Jaureguizar. «Era un
carlista muy religioso y conservador», declaró a los periodistas del Diario de León.
Según sus investigaciones los Fundadores del Convento, Don Álvaro Pérez
Osorio y su esposa Doña Brianda de Quirós, Señores de Priaranza del Bierzo y familiares de los Marqueses de Astorga y Condes de Lemos, tenían una casa en la calle
del Rañadero de Ponferrada, próxima a lo que después, en 1524, sería la
ubicación del Convento de clausura de las Madres
Concepcionistas, en la calle del Reloj.
«El Marqués de Jaureguizar, como descendiente de los Osorios, ejercía
el patronato sobre las monjas de clausura, entregándoles donativos y
regalándoles incluso un retablo y alguna imagen», recalcó, ensalzando su
papel en la mejora del mantenimiento del Convento.
En cuanto al traslado de los restos al Convento ponferradino, Antolín
de Cela, explicó que han sido recibidos con sumo respeto por las
hermanas de la comunidad de religiosas: «para ellas son los descendientes
de los fundadores de su convento», explicó, «es una familia amiga».
«Fue uno de los conventos más primitivos construídos en el siglo
XVI», señaló Antolín de Cela, sobre el edificio situado en el casco
antiguo de la capital berciana, donde habita desde entonces una
congregación de la Inmaculada Concepción, de la Orden
fundada por la portuguesa Santa Beatriz de Silva.
La Misa funeral por el eterno descanso del Marqués de Jaureguizar se
celebrará, Dios mediante, el viernes 1 de febrero de 2013 a las 18:30,
en la Iglesia de San Jerónimo el Real de Madrid, calle de Moreto nº 4.
domingo, 27 de enero de 2013
domingo, 6 de enero de 2013
Proyectil "Whitworth" lanzado por los carlistas sobre San Sebastián en 1876
Proyectil "Whitworth" lanzado por la Artillería carlista sobre San Sebastián (Guipúzcoa) el 14 de enero de 1876, en el transcurso de la Tercera Guerra Carlista (1872-1876).
Por Iñigo Pérez de Rada
Medidas: 28 x 8 cm (proyectil); 15 x 15 x 3,5 (base)
Material: Hierro, acero, damasquinados en oro y plata.
Se trata de un proyectil sistema "Whitworth" empleado en uno de los bombardeos que hizo la Artillería carlista sobre la ciudad de San Sebastián el día 14 de enero de 1876.
Fue lanzado por la batería carlista de Arratzain (Mendizorrotz) cayendo sobre la capital guipuzcoana sin explotar, por lo que fue recogida la granada, y por encargo del oficial Teófilo Moriones [en diciembre de 1875 era teniente de Caballería y ayudante de campo de su padre el general Moriones] se procedió a retirar la espoleta y vaciar la carga de explosivo para convertir la carcasa en pieza inerme e inofensiva. A continuación se damasquinó su superficie en bello trabajo ejecutado por algún maestro eibarrés, con el objeto de servir como regalo a la duquesa de Santoña.
En la parte superior se lee la leyenda explicativa de su procedencia damasquinada en oro: "GRANADA TIRADA DE LA BATERIA DE ARRATSAIN, SOBRE SAN SEBASTIAN 14 ENERO DE 1876". En su cuerpo se encuentra la dedicatoria, también en oro: "RECUERDO DE TEOFILO MORIONES, A LA EXMA. Sª. DUQUESA DE SANTOÑA".
Se le dotó de base montada sobre cuatro esferas flamígeras que representan otras tantas bombetas de Artillería, cada una de ellas damasquinada a propósito de distintos bombardeos efectuados por los carlistas sobre poblaciones Vascongadas: "BOMBº DE BILBAO 1874", "BOMBº DE IRUN 1874", "BOMBº DE HERNANI 1875" y por último "BOMBº DE GUETARIA 1876".
Fue adaptado el conjunto para que sirviese como lámpara eléctrica, y esa función debió de desempeñar en el lujoso palacio que los duques de Santoña poseían en Madrid, situado entre las calles Huertas y Príncipe.
Teófilo Moriones y Salvatierra, 2º marqués de Oroquieta, capitán de Caballería, falleció en Valtierra (Navarra) el 3 de octubre de 1892. Era hijo del teniente general Domingo Moriones y Murillo, creado marqués de Oroquieta en diciembre de 1875 por la victoria lograda en esa acción contra los carlistas. Sin embargo el general Moriones fue derrotado por los carlistas cuando no pudo cumplir la orden a él encomendada de romper el cerco al que se veía sometido Bilbao por las tropas de Carlos VII; impotente, telegrafió al Gobierno en Madrid: "Es urgentísimo vengan refuerzos y otro General a encargarse del mando...".
La destinataria de la pieza era María del Carmen Hernández y Espinosa de los Monteros, duquesa consorte de Santoña. Fue esta dama muy conocida en la sociedad madrileña por sus obras de caridad y enorme fortuna, de la cual fue desposeída al final de su vida por la hija de su marido el duque, con el que había contraido segundas nupcias. Falleció esta señora en Madrid en 1894 a los 66 años.
Los carlistas adquirieron numerosos cañones del sistema "Whitworth" en Inglaterra. Tenían la ventaja de ser de retrocarga y también al estar dotados de ánima poligonal y el proyectil ser ochavado, éste último adquiría una rotación cuando era disparado que aumentaba considerablemente su precisión.
San Sebastián, que se había convertido en refugio de los liberales de la Provincia de Guipúzcoa durante la guerra, fue duramente bombardeada durante los años 1875 y comienzos del siguiente gracias a la ventaja estratégica que les confería a las fuerzas carlistas dominar los altos en su vertiente occidental.
"San sebastián era una ciudad sitiada y casi aislada. El 10 de octubre [de 1875] se reanudaba el correo por tierra a través de Irún, que hasta ese momento debía realizarse por vía marítima y dependiendo de las condiciones de la mar. El cañoneo se producía a cualquier hora del día, y a veces hasta entrada la noche, si bien a lo largo del asedio hubo algún intervalo largo sin actividad por parte de los carlistas. Aunque de modo bastante ocasional, los proyectiles carlistas producían bajas entre la población civil, y a pesar de su carácter no excesivamente dañino, debían crear un clima de desasosiego que redundaba en que se alimentasen sospechas acerca de la existencia de quintas columnistas introducidos en la población. Los carlistas bombardeaban la ciudad desde sus posiciones en Mendizorrotz, en concreto desde Arratsain, que era el punto débil de la defensa de San Sebastián, y los liberales contestaban desde sus baterías de Igueldo y los fuertes de Lugaritz y Hernández (Gudamendi). Para avisar a la población de los bombardeos había un turno de vigías en la torre de Santa María, que luego se amplió al castillo de La Mota, donde se instaló una campana que en cuanto divisaba el primer fogonazo tocaba a rebato para que las gentes buscaran refugio".
(Miguel Artola, Ed. "Historia de Donostia San Sebastián. Ayuntamiento de San Sebastián y Editorial Nerea, S. A. San Sebastián, 2000. Pág. 314)
Las tropas liberales rompen el bloqueo al que se veía sometido San Sebastián el 28 de enero de 1876 atacando las posiciones carlistas que dominaban la ciudad y el 18 de febrero se ven obligados a abandonar su privilegiado emplazamiento de Arratzain. Diez días después Carlos VII abandona el territorio español alcanzando la frontera francesa por el paso de Valcarlos en Navarra. La Tercera Guerra Carlista había terminado.
La publicación "El Estandarte Real" en su número 28 (julio de 1891) publica este interesante grabado, representando a artilleros carlistas sirviendo una pieza "Whitworth" y la sección de un proyectil, acompañado de su explicación correspondiente:
"Gran número de las piezas que componían la artillería carlista en el Norte eran del sistema inglés Whitworth, inventado por el constructor así llamado á principios de 1860, antes, por consiguiente, de que se conociesen las mejoras y adelantos de los sistemas Krupp y Plasencia. La sección del ánima de este cañón figura un exágono, cuyo desarrollo longitudinal es hueco y espiral. Se carga por la recámara, es de sencilla construcción y se maneja muy fácilmente. Toda la pieza es rayada; la culata se cierra con un ajuste sólido que lleva un tornillo interior al cual se da movimiento con el torniquete que se ve en la figura. La forma de los proyectiles que se lanzan con este cañón varían según los efectos que se desean producir. Cuando, como en Santa Bárbara, sobre Puente la Reina, se quieren lanzar á muy larga distancia, tienen la forma de un cilindro apuntado pot dos conos chatos, por cuya figura los soldados del ejército liberal les dieron el nombre de <<pepinos>>.
Las figuras del dibujo señalan el proyectil.
Número 1, tapón contra el cual choca la pieza núm. 3, produciendo la explosión; dicha pieza núm. 2 lleva en su extremo superior un mixto, y va rellena de pólvora; se coloca en el número 2, introduciéndola por la parte superior, hasta que asomen por el lado opuesto las orejas núm. 4, las cuales se rompen en el momento del choque. Después del disparo, el cartucho queda dentro del cañón, y se saca al abrir el disco de ajuste.
Una pieza de á 12 se carga con 850 gramos de pólvora, y el proyectil puede recorrer un trayecto de siete á ocho hilómetros. La detonación no es muy fuerte; un hombre basta para el manejo de una pieza, y no hay que hacer uso del escobillón".
Por Iñigo Pérez de Rada
Medidas: 28 x 8 cm (proyectil); 15 x 15 x 3,5 (base)
Material: Hierro, acero, damasquinados en oro y plata.
Se trata de un proyectil sistema "Whitworth" empleado en uno de los bombardeos que hizo la Artillería carlista sobre la ciudad de San Sebastián el día 14 de enero de 1876.
Fue lanzado por la batería carlista de Arratzain (Mendizorrotz) cayendo sobre la capital guipuzcoana sin explotar, por lo que fue recogida la granada, y por encargo del oficial Teófilo Moriones [en diciembre de 1875 era teniente de Caballería y ayudante de campo de su padre el general Moriones] se procedió a retirar la espoleta y vaciar la carga de explosivo para convertir la carcasa en pieza inerme e inofensiva. A continuación se damasquinó su superficie en bello trabajo ejecutado por algún maestro eibarrés, con el objeto de servir como regalo a la duquesa de Santoña.
Detalle |
Dedicatoria |
Detalle de una bombeta de la base |
Teófilo Moriones y Salvatierra, 2º marqués de Oroquieta, capitán de Caballería, falleció en Valtierra (Navarra) el 3 de octubre de 1892. Era hijo del teniente general Domingo Moriones y Murillo, creado marqués de Oroquieta en diciembre de 1875 por la victoria lograda en esa acción contra los carlistas. Sin embargo el general Moriones fue derrotado por los carlistas cuando no pudo cumplir la orden a él encomendada de romper el cerco al que se veía sometido Bilbao por las tropas de Carlos VII; impotente, telegrafió al Gobierno en Madrid: "Es urgentísimo vengan refuerzos y otro General a encargarse del mando...".
La destinataria de la pieza era María del Carmen Hernández y Espinosa de los Monteros, duquesa consorte de Santoña. Fue esta dama muy conocida en la sociedad madrileña por sus obras de caridad y enorme fortuna, de la cual fue desposeída al final de su vida por la hija de su marido el duque, con el que había contraido segundas nupcias. Falleció esta señora en Madrid en 1894 a los 66 años.
Los carlistas adquirieron numerosos cañones del sistema "Whitworth" en Inglaterra. Tenían la ventaja de ser de retrocarga y también al estar dotados de ánima poligonal y el proyectil ser ochavado, éste último adquiría una rotación cuando era disparado que aumentaba considerablemente su precisión.
San Sebastián, que se había convertido en refugio de los liberales de la Provincia de Guipúzcoa durante la guerra, fue duramente bombardeada durante los años 1875 y comienzos del siguiente gracias a la ventaja estratégica que les confería a las fuerzas carlistas dominar los altos en su vertiente occidental.
"San sebastián era una ciudad sitiada y casi aislada. El 10 de octubre [de 1875] se reanudaba el correo por tierra a través de Irún, que hasta ese momento debía realizarse por vía marítima y dependiendo de las condiciones de la mar. El cañoneo se producía a cualquier hora del día, y a veces hasta entrada la noche, si bien a lo largo del asedio hubo algún intervalo largo sin actividad por parte de los carlistas. Aunque de modo bastante ocasional, los proyectiles carlistas producían bajas entre la población civil, y a pesar de su carácter no excesivamente dañino, debían crear un clima de desasosiego que redundaba en que se alimentasen sospechas acerca de la existencia de quintas columnistas introducidos en la población. Los carlistas bombardeaban la ciudad desde sus posiciones en Mendizorrotz, en concreto desde Arratsain, que era el punto débil de la defensa de San Sebastián, y los liberales contestaban desde sus baterías de Igueldo y los fuertes de Lugaritz y Hernández (Gudamendi). Para avisar a la población de los bombardeos había un turno de vigías en la torre de Santa María, que luego se amplió al castillo de La Mota, donde se instaló una campana que en cuanto divisaba el primer fogonazo tocaba a rebato para que las gentes buscaran refugio".
(Miguel Artola, Ed. "Historia de Donostia San Sebastián. Ayuntamiento de San Sebastián y Editorial Nerea, S. A. San Sebastián, 2000. Pág. 314)
Las tropas liberales rompen el bloqueo al que se veía sometido San Sebastián el 28 de enero de 1876 atacando las posiciones carlistas que dominaban la ciudad y el 18 de febrero se ven obligados a abandonar su privilegiado emplazamiento de Arratzain. Diez días después Carlos VII abandona el territorio español alcanzando la frontera francesa por el paso de Valcarlos en Navarra. La Tercera Guerra Carlista había terminado.
La publicación "El Estandarte Real" en su número 28 (julio de 1891) publica este interesante grabado, representando a artilleros carlistas sirviendo una pieza "Whitworth" y la sección de un proyectil, acompañado de su explicación correspondiente:
"Gran número de las piezas que componían la artillería carlista en el Norte eran del sistema inglés Whitworth, inventado por el constructor así llamado á principios de 1860, antes, por consiguiente, de que se conociesen las mejoras y adelantos de los sistemas Krupp y Plasencia. La sección del ánima de este cañón figura un exágono, cuyo desarrollo longitudinal es hueco y espiral. Se carga por la recámara, es de sencilla construcción y se maneja muy fácilmente. Toda la pieza es rayada; la culata se cierra con un ajuste sólido que lleva un tornillo interior al cual se da movimiento con el torniquete que se ve en la figura. La forma de los proyectiles que se lanzan con este cañón varían según los efectos que se desean producir. Cuando, como en Santa Bárbara, sobre Puente la Reina, se quieren lanzar á muy larga distancia, tienen la forma de un cilindro apuntado pot dos conos chatos, por cuya figura los soldados del ejército liberal les dieron el nombre de <<pepinos>>.
Las figuras del dibujo señalan el proyectil.
Número 1, tapón contra el cual choca la pieza núm. 3, produciendo la explosión; dicha pieza núm. 2 lleva en su extremo superior un mixto, y va rellena de pólvora; se coloca en el número 2, introduciéndola por la parte superior, hasta que asomen por el lado opuesto las orejas núm. 4, las cuales se rompen en el momento del choque. Después del disparo, el cartucho queda dentro del cañón, y se saca al abrir el disco de ajuste.
Una pieza de á 12 se carga con 850 gramos de pólvora, y el proyectil puede recorrer un trayecto de siete á ocho hilómetros. La detonación no es muy fuerte; un hombre basta para el manejo de una pieza, y no hay que hacer uso del escobillón".
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